Deuteronomy 26:16-19; Psalm 119; Matthew 5:43-48
During these first days of Lent, we try to get our bearings on how to proceed through this season of preparation for Easter. Some of us are giving up chocolate or beer or a favorite show or video game. But whatever we do will help us only if it makes us more conscious of what the first reading from Deuteronomy tells us: that we are “a people sacred to the Lord” (26:19).
We need to put away from ourselves whatever moves us away from the way of the Lord or deadens our heart from hearing his voice. He is our God, and we are “to walk in his ways, observe his statutes, and hearken to his voice” (26:17).
While denying oneself is an essential part of Lent, Jesus in the Gospel shows us an even more important activity: love understood as doing good in difficult situations. Just as God “makes his sun rise on the bad and the good” (Matthew 5:45), so too our good works cannot be limited to our comfort zone.
Is there any necessary good act I have been avoiding? Now is the time to do it. That is what draws us nearer to God in Christ Jesus.
Father Karl Esker, C.Ss.R.
Brooklyn, N.Y.
16 de marzo, sábado de la primera semana
Deuteronomio 26:16-19; Salmo 119; Mateo 5:43-48
Durante estos primeros días de Cuaresma, tratamos de orientarnos sobre cómo proceder a lo largo de estas semanas de preparación para la Pascua. Algunos de nosotros renunciamos al chocolate o la cerveza o a nuestro programa o videojuego favorito. Pero hagamos lo que hagamos, sólo nos ayudará si nos hace más conscientes de lo que nos dice la primera lectura del Deuteronomio: que somos “un pueblo sagrado para el Señor” (26:19).
Debemos alejar de nosotros aquello que nos aleja del camino del Señor o nos vuelve insensibles a su voz, porque él es nuestro Dios y nosotros “debemos andar por sus caminos, cumplir sus estatutos y escuchar su voz” (26:17).
Aunque negarse a uno mismo es una parte esencial de la Cuaresma, Jesús nos muestra en el Evangelio una actividad todavía más importante: el amor entendido como hacer el bien en las situaciones difíciles. Así como Dios “hace que su sol salga sobre los malos y los buenos” (Mateo 5:45), nuestras buenas obras no se pueden limitar a nuestra zona de confort.
¿Hay algún acto bueno y necesario que he estado evitando? Ahora es el momento de hacerlo. Eso es lo que nos acerca a Dios en Jesucristo.
Padre Karl Esker, C.Ss.R.
Brooklyn, N.Y.