Isaiah 58:1-9; Psalm 51; Matthew 9:14-15
When are we going to get Lent right? Every Lent we begin by making resolutions about giving up desserts or second helpings. We resolve to lose weight, to exercise, to say a rosary each day. We focus on what we want to do to feel good and holy. But what does God want from us?
From ancient times Isaiah the prophet has been telling us exactly what God wants. God does not need our petty sacrifices. In the reading at Mass today Isaiah spells out exactly the kind of fasting God wants, the kind of Lent he would love to see us put into practice:
Isaiah’s words parallel the parable of the Last Judgment in Matthew’s Gospel: “Whatever you do for the least of my brothers and sisters, you do for me” (25:40).
So if we really want to get Lent right this year, let’s do all we can for the Lord in serving the least, the little, the last, and the lost. Why not spend these Lenten days doing for the Lord as he comes to us each day in his many disguises as our brothers and sisters in need?
Father John McGowan, C.Ss.R.
Long Branch, N.J.
Isaías 58:1-9; Salmo 51; Mateo 9:14-15
¿Cuándo vamos a hacer bien la Cuaresma? Cada Cuaresma empezamos tomando la determinación de renunciar a los postres o las segundas raciones. Nos proponemos perder peso, hacer ejercicio, rezar el rosario cada día. Nos centramos en lo que queremos hacer para sentirnos bien y sentirnos santos. ¿Pero qué quiere Dios de nosotros?
Desde la antigüedad, el profeta Isaías nos ha estado diciendo exactamente lo que quiere Dios. Dios no necesita nuestros insignificantes sacrificios. En la lectura de la misa de hoy, Isaías nos explica exactamente la clase de ayuno que desea Dios, la clase de Cuaresma que le encantaría que pusiéramos en práctica:
Las palabras de Isaías son análogas a las de la parábola del Juicio Final en el Evangelio de Mateo: “Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, por mí lo hicisteis”.
Así que, si realmente queremos hacer bien la Cuaresma este año, debemos hacer todo lo posible por el Señor sirviendo a los más insignificantes, los más pequeños, los últimos y los perdidos. ¿Por qué no pasamos estos días de Cuaresma trabajando para el Señor que acude a nosotros cada día en sus muchos disfraces adoptando la forma de nuestros hermanos y hermanas necesitados?
Padre John McGowan, C.Ss.R.
Long Branch, N.J.
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