Today’s reading from the Gospel of John focuses on a loving act of the anointing of Jesus’ feet by Mary, the sister of Lazarus. This text points to the major events that will unfold this Holy Week.
When Mary washes the feet of Jesus, it is an action that anticipates the foot washing that Our Lord will do for His disciples at the Last Supper.
When Mary anoints Jesus’ feet with oil, it is an action that anticipates the anointing of the body that one traditionally does when preparing it for burial, and so is a preparation for the death and burial of Jesus on Good Friday.
The fact that this action is being done by the sister of Lazarus, whom Jesus had raised from the dead, is a reminder that Our Lord has power over death and so prepares us for the Resurrection on Easter Sunday.
Rev. John Kingsbury, C.Ss.R.
Washington, D.C.
Lo que queremos hacer por Jesús, siguiendo el ejemplo de María, la hermana de Marta y Lázaro, es reconocerlo en los pobres. Él mismo se ha identificado con los pobres. María y sus hermanos fueron ricos y amigos de Jesús, “quien no tenía lugar ni donde recostarse la cabeza.” Me considero rico en los bienes materiales. Cuando camino en las calles de este barrio a menudo me encuentro con gente desamparada sin hogar. Se los puede ver durmiendo en bancas de una plaza de negocios. A veces están pidiendo comida y dinero. Llegan a veces a la emergencia de un gran hospital en el otro lado de la calle. Pero no tienen seguros médicos. Únicamente si están muy enfermos los envían a un albergue que admite a pobres. Entre esta gente pobre hay viudas cuyos hijos niegan a ayudarles. Jesús, el Siervo sufriente, es figura de individuos y naciones que faltan lo necesario para llevar una vida humana decente. Él es Rey del Universo coronado con espinas. Nos dice: “haré que la justicia llegue a las naciones.”
El Cardenal Oscar Rodríguez de Honduras dijo: “Vivimos en una sociedad global donde unos pocos se benefician y la mayoría subsiste en las márgenes.” Y añade fuertemente: “Es resultado de un capitalismo salvaje. Al mundo le falta moralidad social.” ¿Qué se necesita? “Empatía ética que resulte en solidaridad social entre los pueblos y en un compartir equitativo de los bienes del mundo.”
Los que no somos pobres estamos desafiados a profundizar nuestra solidaridad con el oprimido. Escuchemos la bella expresión de los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla, Méjico: “Descubrimos en los rostros de los pobres, el rostro sufrido de Cristo.”
Rev. John Lavin, C.Ss.R.
Boston, MA