Today’s Gospel focuses on Judas. At the moment of betrayal in the garden, Jesus calls Judas by the affectionate title of “friend.” “Friend,” He says, “why have you come?” Perhaps this is a final effort to save Judas.
A catechist once asked children, “Where did Jesus go between His death and His resurrection?” After much thought, a seven-year-old First Communion boy answered, “I think Jesus went down to the deepest, darkest part of hell to look for His friend, Judas.”
While the Church has officially taught that hundreds of individual people (the canonized saints) are in heaven, She has never officially taught that any particular person is in hell. Not Judas, not Hitler, not anyone. Judas hung himself; but he could have, and may have, repented at the last moment.
As Redemptorist Blessed Francis Seelos observed, “No sinner was ever lost because his sin was too great, but because his trust was too small.”
Esta noche nos encontramos con Judas en el momento de la traición en el huerto de Getsemaní. Al acercarse Judas y darle a Jesús el beso de traición Jesús le llama “amigo”, quizás en un último esfuerzo de salvarlo.
Una vez una catequista preguntó a los niños de su clase, “¿Donde estuvo Jesús entre su muerte y la resurrección?” Después de pensar mucho un muchacho de siete años contestó, “Creo yo que Jesús bajo a la parte más oscura, más honda, del infierno para buscar a su amigo Judas.”
La Iglesia ha enseñado oficialmente que cientos de individuos (los santos canonizados) están en el cielo. Sin embargo nunca ha enseñado oficialmente que ninguna persona particular esté en el infierno, ni Judas, ni Hitler, ni nadie. Judas se ahorcó, sin embargo pudo haberse arrepentido en el último momento.
Un Redentorista santo, Beato Francisco Seelos, dijo, “Ningún pecador jamás se perdió porque su pecado era demasiado grande, sino porque su confianza en Dios era demasiado pequeña.”
Rev. James Brennan, C.Ss.R.
Philadelphia, PA